Hermandad de la Pura y limpia Concepción Coronada.
Capilla de la Pura y Limpia (Postigo del Aceite)
Si Sevilla se llama "Ciudad Mariana", buena parte de ese mérito se debe a que es también una "Ciudad Concepcionista". Como ya se sabe por cumplidas referencias estadísticas, la Inmaculada es el título que más se repite, con abrumadora diferencia sobre cualquier otro, dentro de su casi inagotable repertorio mariano. Entre esas imágenes de la Inmaculada, pocas o ninguna alcanzan la significación que tiene la encantadora escultura venerada junto al arco del Postigo, en diminuta capillita abierta con carácter de tabernáculo público. Se ignora el año exacto de la fundación de la Hermandad, cuyo primer libro de Actas conservado empieza en 1778, pero ya en 1727 el arzobispo Salcedo concedía indulgencias para quienes rezaren ante la efigie.
Obra anónima, de tamaño académico o mitad del natural, con cierto "pictoricismo" en la talla de sus ropajes (manto volado e ingrávido). El simpático retablito donde se aloja, muy acorde con sus proporciones, se fecha en 1753. Al igual que otros casos, las primitivas reglas corporativas fueron renovadas varias veces: 1826 (por el cardenal Cienfuegos), 1927, 1969...
Para la recordada procesión que se celebró el 9 de Mayo de 1954, fue sacada esta imagen en unión de otras efigies de la Pureza. Dos actos señalados organiza hoy la Hermandad: Uno, que generalmente tiene lugar desde 1972 como clausura del mes de Mayo; otro, la salve de medianoche al iniciarse el 8 de Diciembre.
Pero en realidad la Virgencita del Postigo, la Pura y Limpia como la llama el pueblo, hace su historia día a día, hora a hora, en ese trato coloquial con el mismo pueblo, trascendido de fervor íntimo, sincero y silencioso.
En virtud de ese fervor, ya en 1988 se pidió por primera vez la coronación canónica para esta imagen. A pesar de la campaña favorable que hubo en la prensa, no se pudo conseguir para el año 1993, con ocasión de la venida del Papa a Sevilla, pero nuestra ciudad y el mundo entero pudieron presenciar como Juan Pablo II se arrodillaba espontáneamente ante esta imagen, al iniciarse la Statio Orbi del Congreso Eucarístico Internacional, gesto que conmovió hasta lo más hondo del corazón sevillano.
Y finalmente, el 8 de Diciembre del año 2000, la bendita Señora fue coronada en la Catedral Metropolitana; este acontecimiento, preparado en apenas un mes con sorprendente elegancia e incopiable sencillez por una Hermandad de gran modestia, ha sido sin duda alguna el más digno remate para la historia mariana del siglo XX, en esta Sevilla Gloriosa y Concepcionista.
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