Si ayer comentábamos que el Sábado de Pasión fue un día de locos que se dio la vuelta, el día de ayer fue una noria.
Comenzaba el día tímidamente, con algunos rayos de sol. Eso y las previsiones hacían obligatorios los cabildos de salida.
Sin embargo, a medida que avanzaba la mañana, el sol comenzaba a aparecer, hasta el punto de que hasta calor hacía. La primera en salir fue como siempre la Paz, que no pidió prórroga. A la una de la tarde, la cruz de guía de la hermandad del Porvenir ya estaba en la calle.
Le siguieron Jesús Despojado, la Hiniesta y la Borriquita, que salieron a 14:50 y a las 15:00 respectivamente. Hasta ahí todo normal. Media hora más tarde se les unía la Hermandad de la Cena.7
Sin embargo, la normalidad acabó aquí. A las 16:25, cuando la cinco cofradías tenían todos sus pasos en la calle, comenzó el revuelo. Desde la Plaza del Duque se vislumbraba un nubarrón procedente del noroeste (que más tarde se sabría que venía de Portugal) que comenzó a ser objetivo de los murumullos de la bulla. La Hermandad de la Borriquita, que llevaba un ritmo pausado, lento, comenzó a pedir al público que se apartase, y los nazarenitos blancos comenzaron a correr en dirección a la Campana. Y entonces, cuando ya se veían a los ciriales salir de Javier Lasso de la Vega, comenzó la lluvia. Comenzó como todas las lluvias, con un leve chispeo que se convirtió en una lluvia bastante fuerte.
Y entonces, comenzó "el caos". La hermandad de la Borriquita entró en Campana (ya habían pedido la venia minutos antes) y recorrió la calle Sierpes hasta la Calle Sagasta, que recorrió para llegar a la Calle Cuna para volver a su templo.
Jesús Despojado, cuya cruz de guía se encontraba esperando a que terminase de pasar el cortejo de la Borriquita, cruzó la Campana y enfiló la calle Martín Villa y Laraña hasta la Iglesia de la Anunciación, donde se refugió.
La Hiniesta y la Cena deshicieron lo recorrido y se volvieron a sus templos.
La Paz fue la cofradía más compleja, podemos decir que fue la cofradía de los arcos. La Virgen se refugió en el Postigo y el Cristo en el Arquillo del Ayuntamiento. Más tarde, cuando escampó, ambos se dirigieron a la catedral.
Los siguiente era de prever. San Roque decidió no salir, pero minutos más tarde la Estrella decidía como siempre realizar estación de penitencia. La que sorprendió fue la Amargura, ya que en su tramo horario no había muchas posibilidades de lluvia, pero decidió no procesionar.
La Estrella entraría en Campana mientras la Paz volvía a su casa y Jesús Despojado sorprendía con un transcurso por el Salvador buscando Entre Cárceles para dirigirse a la Plaza Nueva. Mientras las aguas se calmaban (nunca mejor dicho) el Amor decidió no salir, defraudando a una plaza abarrotada como nunca antes se había visto.
Y hasta aquí un Domingo de Ramos que no será el único día loco de esta Semana Santa.
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