Por los años 40, unos siete años despues de lamuerte y resurrección de Jesucristo, salió de Roma el Apóstol Santiago quien ya había recorrido la Palestina, Tiro, Sidón, Grecia e Italia, predicando el Evangelio. Desde Roma se dirigió a España, la mas importante y rica región de la Bética, embarcó para Sevilla a donde llegó e inició su evangelización.
Reunió un pequeño grupo de prosélitos a los que bautizó, nombró por jefe y obispo a un hombre honesto y misericordioso, a quien por su piedad bautizó con el nombre de Pio. Este Pio era de profesión escultor, y había nacido en Massia, un pueblecillo de pescadores en la orilla del río, entre los pueblos que hoy llamamos Puebla del Rio y Coria del Rio.
Este hombre era buen artista y se ganaba bien la vida haciendo esculturas para el adorno de los suntuosos edificios que se construían en Hispalis o Sevilla, y en su vecina Itálica.
Desde Sevilla marcho el Apóstol Santiago a evangelizar Granada, Córdoba y otras ciudades de la Betica, y habiendo vuelto a Sevilla, comunicó a Pio, que le acompañase a la región Tarraconense.
Se dirigeron hacia el norte por las calzadas romanas y habiendo llegado a Zaragoza, ante las dificultades que encontraban para convertir a aquellos paganos, el Apóstol Santiago se desalentó y sentados en la orilla del Ebro, lloraron ambos amargamente. Es entonces, cuando la Virgen María que todavia no había muerto, se les apareció a los dos, en cuerpo y alma, puesta de pié en la columna.
Tras aquella visión que les consoló y animó mucho, Santiago tranquilizados ya respecto al buen exito que le esperaba a su predicacion, mandó a Pio que volviera a Sevilla y le encargó vehemente labrase una estatua o imagen representando a la Virgen María puesta de pie en un pilar y que la colocase sobre el altar de su iglesia o casa de reuniones de cristianos en Sevilla, teniéndola como patrona, pues con la proteccion de la señora se mantendría la comunidad cristiana, y llegaría a cristianarse toda la ciudad. Obedecio Pio y valiendose de barro modeló una Virgen puesta de pie sobre la columna o pilar.
Esta imagen fue llevada a la casa donde se reunian secretamente los cristianos, o sea, la primera iglesia sevillana, que estaba situada a espaldas del circo de la ciudad. Dado que hoy por las excavaciones que se hicieron para construir la Avenida de la Cruz Roja hasta la calle Fray Isidoro de Sevilla o en la plaza que hay el grupo esacolar Queipo de Llano, vulgarmente conocido como el colegio de los moros.
Transcurridos mas de 200 años, el cristianismo fue autorizado y entonces se construyó la basilica hoy parroquia de San Vicente a la que fue trasladada la imagen del Pilar, patrona de Sevilla. Allí permaneció el resto del dominio romano y durante la epoca de los visigodos, hasta que el año 711 al producirse la invasión musulmana desaparece, ignorándose si dicha imagen fue destruida por los árabes, o si algún clérigo la sacó anticipadamente de Sevilla para ponerla a salvo y se encuentra en algún lugar del norte de España.
Pasada la ocupación árabe y reconquistada Sevilla por el Rey San Fernando se consagró como catedral la mezquita mayor o Aljama, en la cual el Obispo Don Remondo entronizó una imagen de Nuestra Señora con el nombre de Santa María de la Sede, a la que hizo patrona de la sede episcopal.
Siglos más tardes, fueron designadas como copatronas de Sevilla las dos mártires sevillanas Justa y Rufina. En el siglo XVII habiendose encontrado en el reino de Aragón una imagen escondida en una cueva, y que estaba aacompañada de una papel escrito que decia: "SOY DE SEVILLA, DE UN TEMPLO QUE HAY JUNTO A LA PUERTA DE CORDOBA", y su hallador el caballero aragones Mosén Tous, la trajo a nuestra ciudad, suponiendose que habia estado oculta desde la invasión arabe. Y dado que la iglesia mas cercana a la Puerta de Cordoba era la parroquia de San Julián, allí quedó depositada dándose el nombre de nuestra señora de la Hiniesta, porque Hiniesta en aragones es el nombre de la retama, y la imagen fue descubierta en un hoyo o cueva al pie de una retama.
El ayuntamiento de Sevilla queriendo honrar tan antiquisima imagen la hizo patrona suya, asi que la virgen de la Hiniesta no es patrona de la ciudad, sino patrona de la corporación municipal. Finalmente a mediados del siglo XX, el cardenal Don Pedro Segura y Saenz, que tenia especial devoción por la advocacion de la virgen de los Reyes, cuya imagen fue traida a Sevilla en tiempos del Rey San Fernando, y que siempre ha ocupado el altar de la capilla Real, decidió designar a la Virgen de los Reyes como patrona de la Archidiocesis, pero no de la ciudad. En resumen, la patrona de la ciudad es la virgen del Pilar, puesta por el primer obispo, que después fue santo, San Pio. Copatronas con la antes dicha virgen, son las dos santas mártires sevillanas Justa y Rufina.
Esta imagen fue llevada a la casa donde se reunian secretamente los cristianos, o sea, la primera iglesia sevillana, que estaba situada a espaldas del circo de la ciudad. Dado que hoy por las excavaciones que se hicieron para construir la Avenida de la Cruz Roja hasta la calle Fray Isidoro de Sevilla o en la plaza que hay el grupo esacolar Queipo de Llano, vulgarmente conocido como el colegio de los moros.
Transcurridos mas de 200 años, el cristianismo fue autorizado y entonces se construyó la basilica hoy parroquia de San Vicente a la que fue trasladada la imagen del Pilar, patrona de Sevilla. Allí permaneció el resto del dominio romano y durante la epoca de los visigodos, hasta que el año 711 al producirse la invasión musulmana desaparece, ignorándose si dicha imagen fue destruida por los árabes, o si algún clérigo la sacó anticipadamente de Sevilla para ponerla a salvo y se encuentra en algún lugar del norte de España.
Pasada la ocupación árabe y reconquistada Sevilla por el Rey San Fernando se consagró como catedral la mezquita mayor o Aljama, en la cual el Obispo Don Remondo entronizó una imagen de Nuestra Señora con el nombre de Santa María de la Sede, a la que hizo patrona de la sede episcopal.
Siglos más tardes, fueron designadas como copatronas de Sevilla las dos mártires sevillanas Justa y Rufina. En el siglo XVII habiendose encontrado en el reino de Aragón una imagen escondida en una cueva, y que estaba aacompañada de una papel escrito que decia: "SOY DE SEVILLA, DE UN TEMPLO QUE HAY JUNTO A LA PUERTA DE CORDOBA", y su hallador el caballero aragones Mosén Tous, la trajo a nuestra ciudad, suponiendose que habia estado oculta desde la invasión arabe. Y dado que la iglesia mas cercana a la Puerta de Cordoba era la parroquia de San Julián, allí quedó depositada dándose el nombre de nuestra señora de la Hiniesta, porque Hiniesta en aragones es el nombre de la retama, y la imagen fue descubierta en un hoyo o cueva al pie de una retama.
El ayuntamiento de Sevilla queriendo honrar tan antiquisima imagen la hizo patrona suya, asi que la virgen de la Hiniesta no es patrona de la ciudad, sino patrona de la corporación municipal. Finalmente a mediados del siglo XX, el cardenal Don Pedro Segura y Saenz, que tenia especial devoción por la advocacion de la virgen de los Reyes, cuya imagen fue traida a Sevilla en tiempos del Rey San Fernando, y que siempre ha ocupado el altar de la capilla Real, decidió designar a la Virgen de los Reyes como patrona de la Archidiocesis, pero no de la ciudad. En resumen, la patrona de la ciudad es la virgen del Pilar, puesta por el primer obispo, que después fue santo, San Pio. Copatronas con la antes dicha virgen, son las dos santas mártires sevillanas Justa y Rufina.
La Virgen del Pilar de San Pedro de la Hermandad de San Fernando y la Virgen del Pilar. |
Patrona de la Corporacion municipal lo es la virgen de la Hiniesta, que se venera en la parroquia de San Julián. y patrona de la Archidiocesis hispalense, es nuestra señora de los Reyes.
Además de esto, muchos obispos y demás sevillanos han impuesto a lo largo de los siglos nuevos patrones como San Clemente, en cuya onomástica se reconquistó Sevilla, u otros santos a los que se les atribuían miniedades.
Seguramente, este desconcierto entorno al patronazgo de Sevilla sea el que ha provocado este halo de decadencia y desconocimiento a nuestros patrones.
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