Lo que debió ser una fiesta se convirtió la pasada madrugada en un triste capítulo que tardará en olvidarse. La hermandad de la Resurrección vivió ayer un agrio episodio cuando poco después de salir la cofradía comenzó a chispear y tuvieron que regresar los pasos a su templo.
La hermandad había salido asumiendo el riesgo de que a partir de las 9 de la mañana la probabilidad de precipitaciones iba en aumento. De hecho, desde el día anterior ya estaban en alerta los templos de la Anunciación y el Salvador por si, en algún momento, fuera necesario refugiar allí la cofradía. También había diseñado varios itinerarios alternativos que acortaran el regreso de la cofradía con objeto de estar en torno a las 11 de la mañana de regreso en Santa Marina.
De un 30% a un 80%
Pero todo eso se truncó. El cabildo de oficiales extraordinario celebrado en torno a las 2 de la madrugada había dado luz verde a la estación de penitencia. Más tarde, con los nazarenos, prácticamente, en la calle, en la hermandad se recibe un nuevo informe en el que se asegura que el riesgo de precipitaciones para antes de las 9 de la mañana se dispara de un 30% a un 80%.
En las primeras calles del recorrido a la cofradía le empieza a chispear. El Cristo estaba en la calle Inocentes y la Virgen se encontraba a la altura de San Luis de los Franceses. La lluvia no dejaba de ser débil pero constante. Y precisamente, esa constancia que no cesaba fue lo que más empezó a preocupar a los responsables de la cofradía porque las gotas comenzaban a deslizarse por el cuerpo del Señor.
La calle de la Amargura
Con la dolorosa detenida en la puerta de Montesión y el Señor bien entrado en Conde de Torrejón, la cofradía decidió volverse. Los nazarenos del Señor se dieron la vuelta para regresar por la calle Feria. Sin embargo, el paso decidió buscar la paralela (Correduría) para volver en sentido contrario. El momento de mayor intensidad se produjo cuando los pasos coincidieron en la Cruz Verde, cada uno viniendo de calles distintas. En aquel lugar se vivió una especie de calle de la Amargura inesperada que nos dejó una imagen histórica. El público rompió en un emotivo aplauso mientras la música de la Banda de las Cigarreras y la Agrupación Nuestra Señora de los Reyes no cesaba de sonar.
Durante el traslado de regreso se vivieron momentos de gran tensión pues la lluvia caía, cada vez, con más fuerza y el público se agolpaba delante de unos pasos cuyos costaleros y cuerpo de capataces hicieron un encomiable esfuerzo por acelerar el regreso.
Año triste
La última cofradía de la Semana Santa no pudo cumplir su estación de penitencia. Hubiera sido el broche de oro para una Semana Santa plena en la que lo de menos era cumplir con la estadística. Sobre todo cuando la hermandad viene de atravesar un episodio tan triste como el intento de quema de su iglesia y el amargo recuerdo del pasado año en el que, tampoco, pudieron cumplir su estación de penitencia.